Identifica y Supera tu Miedo a los Perros. Paso 1 de 3: ¿Tienes Miedo o Fobia?
Los perros, junto a los gatos, son una de las mascotas preferidas para los seres humanos. Ofrecen gran compañía, se hacen querer y, en algunos casos, incluso sirven como terapia. Y es que los que tenemos o hemos tenido alguna vez un perro, sabemos que estos animalitos acaban formando parte de nuestra familia e incluso pueden llegar a ser nuestros mejores amigos.
Sin embargo, pese a que estos animales son muy a menudo adorables, algunas personas sufren pánico y malestar ante su presencia y evitan estar cerca de ellos a toda costa. Esto se conoce como cinofobia o fobia a los perros.
Esto nos lleva al paso 1: Diferenciar lo que sientes: ¿miedo o fobia?
El miedo es diferente a la fobia.
En el primer caso, es una respuesta lógica a un estímulo externo: el hecho de haber tenido una mala experiencia con un perro que nos haya agredido. Esto genera una sensación de inseguridad.
En el caso de la fobia, es una reacción irracional, que no responde a un proceso lógico, porque no hay una causa que lo desencadene. Expertos indican que algunas personas, incluso, con solo ver la foto del animal del que tienen fobia sienten rechazo y miedo.
¿Estás seguro que tienes Cinofobia, o en otras palabras: fobia a los perros?
Paso 2: Identifica los síntomas
Las personas con fobia a los perros sienten ansiedad extrema cuando están cerca del animal o cuándo piensan en encontrárselo.
Los principales síntomas que experimentan son pánico y temor, latido acelerado del corazón, dificultad para respirar, temblores y una gran necesidad de huir o evitar el estímulo temido. Por tanto, la sintomatología no es diferente a la de cualquier fobia específica, pero los individuos con este tipo de fobia no sólo temen que un perro les dañe, sino que también tienen miedo de la respuesta de pánico que acompaña a un encuentro con estos animales.
¿Por qué tienes una fobia, qué la pudo haber causado?
La mayoría de las fobias tienen su inicio en la niñez o adolescencia.
Son varios los escenarios que pueden provocar el desarrollo de la fobia. Sin embargo, a veces es posible que aparezca una fobia debido a una creencia irracional. Por ejemplo, si un padre le repite a un hijo que los perros son peligrosos y que atacaron a su abuelo en el pasado.
También puede ocurrir que la persona que experimenta esta fobia no sea consciente de su inicio, por ejemplo, al ser causado por un leve incidente al ver una película de terror con perros o por un documental de la rabia.
Existe cierta predisposición genética a desarrollar fobias. Sin embargo, otros piensan que es un fenómeno puramente aprendido en la interacción con el ambiente, más allá de que ciertas personas tengan una mayor predisposición a la ansiedad.
Ya identificaste que tienes una fobia a los perros. Ahora el paso 3: ¿Cómo me la quito?
Con terapia cognitivo conductual, o en otras palabras, con ejercicios que asocian tus pensamientos a objetos, en este caso, fotografías de perros primero, luego cachorritos, y por último perros. Logrando el objetivo final de quitarte tu fobia irracional a los perros.
A medida que las sesiones terapéuticas avanzan, pueden utilizarse perros vivos, aunque en fases iniciales se suelen emplear fotografías, contenido audiovisual, perros de peluche e incluso la exposición con la imaginación. No hay que olvidar que la fobia a los perros es un miedo irracional y, generalmente, los pacientes suelen sufrir los síntomas fóbicos aunque el animal no esté presente.
Ayuda a prevenirlo y educa a las nuevas generaciones a tratar de forma correcta a sus amigos peludos.
Lo más recomendable para evitar el miedo a los perros es prevenir su desarrollo desde la infancia a través de una correcta educación de los niños.
Hay que enseñar a los más pequeños a acercarse a los perros sin miedo, pero con información sobre cómo hacerlo. De esta manera, cuando sean adultos podrán disfrutar de la relación con unos animales que les pueden aportar experiencias muy positivas.
La cinofobia puede crear un enorme malestar, más teniendo en cuenta que los perros son animales que conviven con los humanos y con los que es frecuente cruzarse. Por suerte -como cualquier tipo de fobia- se puede superar, si bien en la mayoría de las ocasiones la ansiedad que produce no desaparece del todo, lo importante es llevar el tratamiento adecuado.
Tal es el caso de Jesús, quien siempre había tenido perros y le encantaban los animales, sin embargo a Ester -su pareja- le daban muchísimo miedo a los perros… Hasta que llegó Balú a sus vidas.