Pero pasan los meses y el pequeño cachorrito comienza a comportarse diferente, a jugar bruscamente, morder más fuerte, romper zapatos, ropa y hasta muebles. Esto puede llegar hasta el punto de desafiar tu autoridad, es desobediente y hasta parece divertirle la manera en que pone a prueba nuestra paciencia.
En efecto y al igual que los humanos, tu cachorrito ha llegado a la difícil etapa de la adolescencia
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