28 DE SEPTIEMBRE, DÍA MUNDIAL CONTRA LA RABIA

El 28 de septiembre se celebra el Día Mundial de Lucha contra la Rabia, promocionado por la Alianza Global para el Control de la Rabia, con el fin de insistir en las consecuencias de la rabia humana y animal, y explicar la manera de prevenirla.

La fecha fue escogida en homenaje a Louis Pasteur, quien produjo la primera vacuna contra la rabia.

La rabia está presente en todos los continentes y afecta a más de 150 países. En el mundo, la enfermedad es responsable de cerca de 60.000 muertes humanas anualmente y en la gran mayoría de los casos humanos, el perro es la fuente de infección.

¿Qué es la rabia?

Se trata de una enfermedad zoonótica, es decir, un animal contagiado es capaz de infectar a un humano, por eso hay que tener mucho cuidado.

Esta enfermedad es causada por un virus de la familia Rhabdoviridae que pertenece al género Lyssavirus, que afecta principalmente al sistema nervioso central (SNC) de los animales de sangre caliente, su periodo de incubación es largo (seis meses) y los síntomas pueden tardar en aparecer, pero casi siempre es mortal.

 
 

¿Cómo se transmite?

La rabia se transmite con facilidad entre mamíferos, ya sean especies iguales o diferentes. Afecta principalmente a perros y gatos, pero también puede presentarse en roedores, murciélagos, bovinos y algunas aves. Es un virus que se propaga por la saliva, cuando un animal infectado muerde a otro, originando una encefalitis, surgen grandes cantidades de glándulas salivares, lo que ocasiona una producción excesiva de saliva.

Los humanos generalmente se contagian cuando son mordidos por un animal infectado o cuando están expuestos a su saliva; a través de las membranas mucosas o heridas en la piel. El transmisor más importante para el hombre es el perro y en algunas ocasiones, el gato.

¿Cuáles son los síntomas?

En perros y gatos, el período de incubación es entre 10 días y 6 meses; la mayoría de los casos se vuelven aparentes entre 2 semanas y 3 meses. La enfermedad se presenta por fases:

·         Fase prodrómica: Sufren cambios de comportamiento y temperamento, presentan ansiedad y nerviosismo, pueden volverse inusualmente agresivos, y suelen tener un poco de fiebre.

·         Fase furiosa: Está asociada con la infección del sistema límbico, y es la forma predominante en los gatos. Se caracteriza por inquietud, deambulación, aullidos, jadeo, babeo y ataques a animales, personas u objetos. Los animales a menudo se tragan objetos extraños como palitos, piedras, pajitas y heces.

·         Fase paralítica: Es conocida como rabia silenciosa. No siempre está presente. Hay paralización de algunos músculos, sobre todo los del cuello; se les dificulta tragar saliva, y provoca que su hocico permanezca abierto.

 
 

 ¿Cómo la identificamos?

En perritos: La sintomatología comienza por el cambio repentino de comportamiento y dura de 2 a 3 días. El perrito desarrolla la fase furiosa; se muestra intranquilo, las pupilas se le dilatan, permanece en estado de alerta y puede lanzarse a objetos imaginarios. Hay un cambio en su ladrido, sus aullidos son roncos. Puede mostrar insensibilidad al dolor, muerde cualquier objeto y a menudo el pequeño aparece con el hocico lacerado y con heridas en las encías. Si tiene espacio, corre sin control, tiene un apetito distorsionado, ingiere piedras, tierra, etc.                                                                                                                       Posteriormente presenta convulsiones, temblores musculares, parálisis de la mandíbula y la lengua, que cuelga de la boca. Hay hipersalivación y es incapaz de comer y beber. La parálisis va en ascenso y la muerte sobreviene unos días después.

En gatitos: Normalmente, la sintomatología es similar a la de los perros, aunque se observa con más frecuencia la fase furiosa. Tienden a esconderse, desde donde atacan ferozmente cuando son descubiertos. Sus pupilas están dilatadas, su dorso arqueado y sus garras en posición de ataque.

Maúllan continuamente y este maullido llega a ser ronco. Conforme avanza la enfermedad aparece una marcada incoordinación, hasta llegar a la parálisis. Los músculos de la cabeza llegan a paralizarse y el gato puede caer en estado de coma y morir.

Desafortunadamente no existe un tratamiento para curar la rabia en nuestras mascotitas. Pero sí puede tratarse eficazmente si se reconoce la exposición, antes de que se desarrollen los síntomas. La vacunación es la única forma eficaz de proteger a nuestros perros y gatos contra esta enfermedad, se recomienda vacunarlos 1 vez al año.

En nuestro país, la Secretaria de Salud de la Ciudad de México, como medida de prevención y control, lanza la Jornada Nacional de Vacunación antirrábica canina y felina, la cual es totalmente gratis, y todas las personas que tengan mascotas en casa pueden acudir.

 
 

Las muertes por rabia pueden prevenirse vacunando a las mascotitas para evitar que se infecten, manteniéndolas en la casa sin dejar que circulen solas por las calles, y, en caso de una mordedura o arañazo de un animal infectado, se debe lavar inmediatamente por un mínimo de 15 minutos con agua y jabón, y consultar a un médico para que suministre al afectado la vacuna contra la rabia

 

Curación de contenido: Alma Ortega