Animal Rest

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Te agradezco por todo y me despido de ti

Hola pequeño:

He decidido escribirte esta carta porque aún hay muchas cosas que necesito decirte y mucho que agradecerte, pero lamentablemente ya no estás aquí para escucharlas.

Aún recuerdo claramente el momento en que llegaste a casa, la sorpresa de tener una mascotita, alguien a quien cuidar y que dependía completamente de mi cuidado. En ese momento desconocía la fortuna de tenerte a mi lado, de estar juntos y compartir los días contigo; siempre sonrío al acordarme del sonido de esas patitas corriendo por toda la casa, la curiosidad por descubrir cosas nuevas y conocer los espacios a tu alrededor. Tu hermosa mirada y el movimiento de tu colita son instantes que llevo en mi mente cada día.

Tuvimos días llenos de felicidad con muchos juegos, brincos y risas que disfrutamos a más no poder; también hubo días complicados como las veces que teníamos que ir al veterinario o en esa ocasión cuando te enfermaste y estabas tan desanimado… No tenías ganas de levantarte para pasear. Afortunadamente saliste adelante con la ayuda del médico y los cuidados que te dimos; te recuperaste completamente y seguiste siendo el perrito alegre de siempre.

Te convertiste en una parte esencial en mi vida, un complemento ideal en mis actividades diarias; pensé que serías una mascotita simplemente pero con el paso de los meses, poco a poco, te volviste un miembro más de la familia a quien cuidamos y nos cuidaba de la misma forma. Te quedaste a mi lado durante esos días en que estuve enfermo, sabía que te preocupabas por mí y sin pedírtelo me cuidaste en todo momento.

Puedo decir que fuiste el compañero perfecto, que siempre serás un ángel o la luz que me llevó a ser la mejor versión de mí, me enseñaste a ser responsable y organizado, a compartir todos los espacios y las horas del día. A través de ti comprendí que en la vida hay más cosas que solo el trabajo, los amigos y la casa, supe que la felicidad se encuentra en pequeños momentos, esos momentos en los que siempre estabas tú. Aprendí a cuidar de alguien más y dejarme cuidar, a dormir acompañado, a alimentarnos adecuadamente y hasta a salir a correr a tu lado todas las mañanas. Aprendí que también hay días para la flojera y para quedarse en casa a ver películas. Sobre todo, aprendí que el amor y la felicidad vienen de donde menos lo esperas, a mi me llegó con un pequeño peludito cuadrúpedo. Todos estos recuerdos me hacen extrañarte pues sé que ya no escucharé tus patitas yendo y viniendo, ya no estarás para recibirme como siempre lo hacías.

Despedirme de ti es de las cosas más difíciles que he afrontado, sabía que era algo inevitable pero aún así, nunca estás listo. Solo me queda el consuelo de haber estado contigo cuando me necesitaste, durante los años que compartimos no te faltó nada. Tuviste una vida plena, llena de amor y cuidados porque no fuiste solo una mascota, fuiste mi mejor amigo.

Te agradezco cada día que estuvimos juntos, por los juegos y las risas; los fines de semana, por ayudarme a crecer y ser mejor, por cuidar a mi familia. Te agradezco toda la lealtad que demostraste siempre, por darme tanto amor sin decir una palabra, te agradezco porque siempre diste lo mejor de ti, por cambiar mi vida completamente. Te doy las gracias porque simple y sencillamente me hiciste inmensamente feliz.

Me despido de ti profundamente agradecido. Te dejo ir con la certeza de que, donde quiera que estés, seguirás a mi lado cuidándome, acompañándome por siempre.

Te llevaré en mis recuerdos y en el corazón para toda la vida.